Memento mori Montreali

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«Recuerda que vas a morir en Montreal» ha sido, sin duda, el eslogan del peor mundial que se recuerda en años. Marcado por la mala organización y las lesiones, en este darwiniano campeonato no han ganado los mejores, sino los que han sobrevivido adaptándose mejor al medio.





Todo comenzó en las jornadas de entrenamientos. La organización recibió numerosas quejas por parte de los gimnastas que se veían deslumbrados con tanto foco. Tal vez a raíz de esto (tal vez no) llegó el rosario de lesiones: creo que hasta siete gimnastas masculinos cayeron en combate, entre ellos King Kohei, que no pudo ni siquiera optar a revalidar su título por culpa de una lesión en el tobillo que sufrió en salto. Nuestro Rubén López se cayó de la barra y se le quedó bonita la cara. Y luego ya llegó el acabose de la penosidad: Bart Deurloo se dio cuenta de que el tapiz de suelo estaba roto, así que tuvieron que cambiarlo en el acto y permitir a los gimnastas de esa rotación repetir sus ejercicios.


La sección femenina también tuvo sus cosas: las tres favoritas al título individual cayeron lesionadas. Andrade y Iordache (esta pobre se ha roto el tendón de Aquiles) en la clasificación, Ragan Smith justo antes de comenzar la final. Una vez hecha la criba de quién tiene todos sus huesos intactos y quién no, empezaron las finales.



El líder de la clasificación masculina fue Manrique Larduet. El resto de favoritos eran los dos chinos (Ruoteng y Chaopan), Verniaiev, Shirai y Belyavskyi. A falta de King Kohei, lo lógico era que Prince Oleg lo sucediera en el trono, o por lo menos Manrique, que había hecho una gran clasificación. Pues no, los dos fallaron en suelo, la primera rotación, y a partir de ahí se les puso cuesta arriba la final. Los dos chinos y Kenzo, muy regulares, gracias.



La cosa quedaba entre los chinos, el japonés, el ruso y Nikita Nagornyi, que se unía a la fiesta desde el segundo grupo. En caballo con arcos Oleg siguió con su hundimiento particular al caerse en un molino ruso. Manrique sí que mejoró un poco. Los dos chinos y Kenzo, muy regulares, gracias.



En la tercera rotación, Belyavskyi nos deleitó en anillas y Nagornyi nos clavó un Dragulescu en salto, y así se pusieron primero y segundo. Aquí Verniaiev no la lió en exceso, al menos. En salto Manrique continuó su conato de remontada dando una lección de cómo se hace un Dragu. Nagornyi falló en paralelas y se cayó de los primeros puestos. Los dos chinos y Kenzo, muy regulares, gracias.



En paralelas Oleg ya vio que llevaba dos aparatos seguidos sin cagarla y que eso ya no podía ser, así que decidió que se le debía ir el cuerpo en el apoyo en una banda. Nagornyi decidió seguirle el rollo a Verniaiev y se cayó dos veces de la barra. Los dos chinos y Kenzo, muy regulares, gracias. Y Belyavskyi, ay Belyavkyi, nos regaló el mejor ejercicio de la final y se ganó un colchón de medio punto para la última rotación:


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En barra Oleg decidió acabar por todo lo alto cayéndose en un giro. Manrique se dijo a sí mismo «no voy a ganar, pero el doble en plancha con triple pirueta de salida vais a aplaudirlo». Los dos chinos y Kenzo muy regulares, gracias. Y llegaba el momentazo en la carrera de Belyavskyi, por fin iba a ganar una medalla mundial e iba a ser nada más y nada menos que el oro individual. Pero amigos, David es ruso, y ser ruso significa ser un drama humano. Nuestro pobre amigo se cayó en el Yamawaki y nos rompió a todos el corazón. Y así es como los tres más regulares, que tuvieron sus destellos y no tuvieron fallos notables, se subieron al podio a recoger las medallas más feas de la historia.


 

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En la final femenina a Murakami le pasó algo parecido a lo de Larduet. Una caída en barra la dejó cuarta. Derwael maravilló en asimétricas, pero en el resto de aparatos se fue desvaneciendo. Melnikova sacó la rusa que lleva dentro y estrelló la primera y la última diagonal en suelo. Steingruber dio la sorpresa: hace pocas semanas ni estaba ni se la esperaba, y de repente queda séptima. Ellie Black tuvo que poner las manos en la barra pero gracias a que ese fue su único gran fallo y a que los jueces hicieron la vista gorda por ser la local, cosiguió la plata por delante de Eremina, que para mi gusto fue la que mejor combinó elegancia, ejecución y dificultad. La ganadora fue la estadounidense Morgan Hurd, que participaba en su primer gran torneo, ¡Y de qué manera! Apunta alto la chica, veremos si no se desinfla conforme va avanzando el ciclo.


 

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La primera jornada de finales por aparatos cambió su eslogan a «Memento vincere Montreali», «Recuerda que vas a ganar en Montreal». Resulta que las cinco finales tuvieron como ganadores a los cinco ganadores de dichas finales en el mundial de Glasgow 2015. Apasionante.



Kenzo Shirai lo hizo en suelo clavando todas sus diagonales con un 7.3 de dificultad. La plata y el bronce fueron diametralmente opuestas: por un lado, Dolgopyat tenía una dificultad elevada, pero unas recepciones imprecisas (incluso una salida del tapiz); por el otro, Yul Moldauer demostró ser todo un estilista combinando la nota de dificultad más baja de todas con la más alta de ejecución.



En salto femenino seguimos con el dominio del pasekismo. De verdad, me irritan sus piernas abiertas. Masha ganó con un Cheng y un Amanar. Por detrás de ella quedaron Jade Carey con los mismos saltos y Giulia Steingruber con un Rudi y un Yurchenko doble.


 

En caballo con arcos quería que ganara todo el mundo, pero eso no puede ser. El oro lo revalidó Whitlock, que cada vez va mejorando su cadencia. Llegaba a este mundial como especialista en el aparato. De Belyavskyi y su plata poco hay que decir, su giro con una mano es ya seña de identidad. Xiao Ruoteng, completó el podio con unos vistosos molinos americanos. Mención especial merece el ejercicio de su compañero de equipo Hao Weng. Aunque no obtuvo medalla, su tijera, apoyo invertido, tijera, apoyo invertido fue brillante, así como la altura de su cadera durante toda la rutina. Oleg volvió a caerse, y me dio pena que Naddour no entrara en el podio.


 

La final de asimétricas fue quizás la que mostró un nivel más alto, con las tres campeonas por encima de los 15 puntos. Fan Yilin, una de las cuatro medallistas de oro, enseñó una originalidad típica de las chinas en las paralelas, como la triple conexión en la salida. Elena Eremina sumó su segundo metal del torneo con un ejercicio más corto que el de sus rivales, pero también más intenso. En ella destacó la altura en las sueltas. La belga Derwael, campeona de Europa en el aparato, fue la tercera gracias a su línea elegante. Sobresale un Ricna con medio giro con agarre cruzado en su rutina.


El podio de asimétricas (fuente_ @CGTNOfficial).png


La jornada terminó sin sorpresas en anillas. Elefterios Petrounias sigue siendo El señor de los anillos. El ruso Abliazin, que acudía a Canadá solamente para participar en esta final, no movió los cables en todo el ejercicio, y eso se vio reflejado en su segundo puesto. El tercero fue para el chino Liu Yang, quien también repite posición respecto a Glasgow y dejó un San Pedro para el recuerdo, con el tronco y los brazos perfectamente perpendiculares. Además de los tres ganadores, esta final dejó otro destello: la recuperación del francés Samir Aït Said tras destrozarse la pierna en Rio.



Hoy ha sido el último día de finales. No ha podido darse lo de revalidar títulos porque no estaba ninguno de los que ganaron en Glasgow. En salto ha vuelto a ganar Shirai con dos saltos pluscuamperfectos. La plata ha sido para Radivilov, que ha hecho un Dragulescu que emocionaría al mismísimo Dragulescu (de hecho, lo ha hecho mejor que él). El propio Dragu se ha quedado fuera del cajón en detrimento de Han Sol Kim y su paloma con doble pirueta y media y un Tsukahara con pirueta y media que casi aterriza en Ontario. Por cierto, Radivilov se ha quedado a una milésima de Kenzo, ¿da rabia o no da rabia?



En barra ha ganado la alemana Schäfer, con muy buen ritmo, sin parar y con un elemento propio. El bronce ha sido para su compatriota Tabea Alt, y entre medias ha quedado Hurd, que ha sido penalizada por pasarse de tiempo (algo que también le ha pasado a Liu Tingting). Murakami ha sido otra vez cuarta, pero ella no pierde la sonrisa.



La final de paralelas ha tenido el nivel por las nubes, otra de esas finales en la que quería ver a más de la mitad en el podio.  Con deciros que Nguyen ha quedado de los últimos, con lo que a mí me gustan sus sueltas. Pero se le ha ido la vertical en varias ocasiones. El primero en salir ha sido el chino Zou y ya ha cerrado la final, ha estado intratable. Belyavskiy ha estado perfecto también, por eso se ha llevado el bronce. Y Verniaiev por fin hizo algo a derechas en este mundial. No ha ganado porque tiene una décima menos de dificultad que el chino, pero en ejecución ha sido superior. ¡Bravo, Oleg!



Como el que la sigue la consigue, por fin ha llegado la hora de Murakami en suelo. Cómo disfruta y cómo hemos disfrutado todos con su oro. Luego ha salido la canadiense Brooklyn Moors con un ejercicio precioso que parecía de gimnasia rítmica, pero que no ha obtenido medalla. La plata ha sido para Jade Carey, que sí, tiene unas acrobacias altísimas y una dificultad superior, pero qué lacia es la pobre. Todo lo contrario a Fragapane, que es todo fuerza. Y desde que pasó por el programa de baile ahora hasta interpreta la música, y eso es algo que me gusta mucho. Su arabian marca de la casa británica ha sido espectacular. Y cuando parecía que ya nada malo podía pasar, Vanessa Ferrari se ha lesionado en la segunda diagonal y no ha podido continuar, pobre.



Este mundial lo ha cerrado la final de barra y un ganador atípico: el croata Srbić, que ha estado superlativo. Epke Zonderland nos ha dejado el momentazo del mundial: se le ha descolgado una mano en el Kovacs que enlaza tras el Cassina, pero no ha perdido nada de vuelo y ha continuado como si nada, qué clase tiene. La cara de su compañero Deurloo lo dice todo. Hablando de Deurloo, ha sido el bronce con un ejercicio cuyo único fallo ha sido que ha perdido la vertical en un giro. Belyavskiy ha querido emular a Epke, pero con desastroso resultado. Por último, Miyachi ha estrenado elemento: un Kovacs extendido con doble pirueta.



Y así ha concluido el mundial más negro de la historia, con un rey destronado por una lesión, una niña que apunta alto y un rosario de bajas que da miedo contar.

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2 comentarios

  1. […] sino individual. En 2017, tanto el Campeonato de Europa de Cluj como el nefasto mundial de Montreal contaron con finales individuales y por aparatos, pero no con competición por equipos. Y es ahí […]

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  2. […] Jingyuan revalidó su oro de Montreal y Oleg Verniaiev su plata con dos ejercicios a los que no se les puede poner un […]

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